Una perspectiva de Guadalajara sobre el futuro de la arquitectura mexicana

El diseño regional mexicano está teniendo su momento, comenta Luis Aldrete, pero los cambios rápidos hacen que sea difícil predecir los próximos pasos.

Una entrevista con Luis Aldrete, uno de los ocho homenajeados del concurso Emerging Voices (Voces Emergentes) de la Architectural League 2018, y Sunil Bald, una de las voces emergentes galardonadas en el pasado y uno de los jueces de este año.

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Los arquitectos mexicanos, una vez fuertemente concentrados en la capital, cada vez eligen más vivir y trabajar en otras partes del país. El diseñador con sede en Guadalajara, Luis Aldrete, habló con el arquitecto Sunil Bald y la editora de Architectural League, Sarah Wesseler, sobre las diferencias regionales y el futuro nacional en cuanto al diseño mexicano.

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Bald: ¿Existen diferencias claras en la cultura arquitectónica entre Guadalajara y la Ciudad de México?

Aldrete: Comenzaré hablando de la situación actual y después regresaré a la parte histórica.

Hoy en día creo que la práctica de la arquitectura es diferente en las dos ciudades debido a su tamaño. La Ciudad de México es tan grande que resulta difícil ir al sitio con frecuencia. En Guadalajara, por otro lado, podemos ir al sitio casi todos los días, y muchos arquitectos están muy involucrados en la construcción. Me gusta hacer cosas que de otro modo no podría hacer en la Ciudad de México: hablar con los carpinteros, las personas que elaboran el yeso para las paredes, los artesanos que modelan los adoquines.

Además, por lo general, estando fuera de la Ciudad de México podemos estar más cerca de los artesanos. Por ejemplo, uno puede ir a una pequeña ciudad y encontrar a alguien que trabaja con la piedra. Es increíble lo que uno puede hacer con personas con ese talento.

Bald: Me recuerda a Lina Bo Bardi en Brasil. Ella trabajó principalmente en Sao Paolo haciendo construcciones brutalistas, pero después se mudó a Bahía en Salvador y trabajó directamente con los artesanos durante varios años, y eso cambió por completo su arquitectura.

Aldrete: Así es.

Y en términos históricos, otra gran diferencia entre Guadalajara y la Ciudad de México es que Luis Barragán es de Guadalajara. Comenzó su vida profesional allí con un movimiento llamado Escuela Tapatía; Tapatío se refiere a una persona de Guadalajara.

Cuadra San Cristóbal de Luis Barragán, Ciudad de México. Crédito: Steve Silverman vía Creative Commons ND SA 2.

Bald: ¿Se mantuvo fuerte la influencia de Barragán en la ciudad durante mucho tiempo?

Aldrete: Probablemente fue más fuerte en los años 80 y 90. Cuando estaba en la escuela en Guadalajara, él era una figura bastante importante. También estudié en la Ciudad de México por más de un año, y las influencias allí fueron completamente distintas. En Guadalajara, la gente diseñaba y construía con ladrillos, bloques, yeso, pero en la Ciudad de México todo era de acero y vidrio.

Wesseler: ¿Crees que las diferencias regionales persistirán con el tiempo, o consideras que actualmente existe más convergencia? ¿Existen tendencias generales que consideres que le darán forma a la conversación nacional en cuanto a la arquitectura en las próximas décadas?

Aldrete: Esa es una buena pregunta. Estaba hablando con Manuel Cervantes [un ex Voz Emergente], quien es un muy buen arquitecto de la Ciudad de México, y dijo: “No sé qué pasará porque hoy en día, la arquitectura mexicana está tan estrechamente ligada a los estilos globales.” Hoy, por ejemplo, en lugar de centrarse en la arquitectura tecnológica, los diseñadores puede que piensen que deben trabajar con las comunidades, pero después otra idea podría tornarse más popular a nivel mundial, y así surge otra idea.

Otra cosa que hace que sea difícil predecir lo que sucederá es que en México por lo general existe mucho cambio: la economía, la demografía, la cultura.

Las diferencias regionales son las que le dan cierta personalidad a la arquitectura mexicana.

Por ejemplo, hoy resulta difícil encontrar personas que sean muy hábiles en la herrería. Uno los puede encontrar, pero es más difícil de lo que solía ser. En 10 años puede que esto sea imposible, ya que uno no puede ganar mucho dinero con ello. Las generaciones más jóvenes no aprenderán las habilidades que sus padres y abuelos hacían porque simplemente quieren ganar más dinero.

Sin embargo, muchos diseñadores quieren resistirse a estos cambios. Las diferencias regionales son las que le dan cierta personalidad a la arquitectura mexicana. Por ejemplo, en Yucatán, uno puede encontrar este acabado conocido como chukum, es fantástico, fantástico. El chukum es un árbol. Cortas la corteza, la colocas en agua caliente y empieza a desprender una resina.
 Después mezclas esto con algo de cemento y arena y elaboras un acabado que puede usarse en paredes, pisos, techo, en lo que desea. Ya es resistente al agua y tiene un color muy, muy agradable. Pero uno no puede encontrar esto en otras partes del país.

Así que esas diferencias moldean mucho de lo que sucede hoy en la arquitectura mexicana. Pero una vez que desaparezca … la verdad no lo sé.

Refugio de la ruta de peregrinos de Luis Aldrete, Jalisco, México. Crédito: Francisco Pérez.

Wesseler: ¿Te preocupa que los materiales tradicionales pasen de moda o que los cambios medioambientales los desaparezcan?

Aldrete: Ambos.

Bald: ¿Te resulta difícil convencer a clientes para que utilicen estos materiales?

Aldrete: Los clientes que vienen a nuestra oficina para casas privadas saben que trabajamos de esa manera, por lo que generalmente no resulta difícil.

La Residencia BF de Aldrete, ubicado en Guadalajara. Crédito: Onnis Luque.

Aunque hemos estado trabajando con un cliente que llegó con nosotros a través de una recomendación, y no porque él conozca nuestro trabajo. Él quería algo moderno: algo blanco con mucho vidrio y cosas de ese estilo. Cuando le presentamos nuestra propuesta de diseño estaba muy nervioso porque habíamos desarrollado algo que seguramente él no esperaba.

Cuando apareció la primera imagen de la casa, hubo un silencio total. Mi equipo se miró unos a otros como, “Oh, esto no esta bien”. Pero de repente se puso de pie y dijo: “¡Eso es exactamente lo que quería!”

Así que los clientes particulares son receptivos. Sin embargo, lo que resulta difícil es convencer a un desarrollador para que haga algo distinto. Pero me siento afortunado porque ahora estoy trabajando con desarrolladores que escuchan y que quieren hacer algo mejor para la ciudad.

El complejo residencial RM diseñado por Aldrete en Guadalajara. Crédito: Onnis Luque.

Bald: ¿Guadalajara es más conservadora que, por ejemplo, la Ciudad de México?

Aldrete: No. Creo que la gran diferencia entre ambas ciudades es toda la parte cosmopolita que existe en la Ciudad de México.
 Es como un Nueva York mexicano, ¿o no? Es una ciudad global.

Gran parte de nuestra práctica se basa en reaccionar a lo que vemos a nuestro alrededor en Guadalajara. Ponemos mucho énfasis en el espacio común porque hace falta. Las personas no tienen muchos lugares para ir y divertirse afuera, salir a caminar, tener encuentros sociales. Esto normalmente sucede en un centro comercial.

Wesseler: Solo pasé unos días en la Ciudad de México, pero me impresionaron mucho los parques, así que me sorprende que la situación en Guadalajara sea muy distinta.

Aldrete: La Ciudad de México también tiene problemas con el espacio público. Algunas colonias cuentan con parques fantásticos, pero muchas otras ni siquiera cuentan con muchas.

Existen muchas razones para la falta de espacios verdes en Guadalajara. Uno de ellos puede sonar algo ridículo. Nuestras líneas eléctricas funcionan sobre la superficie, por lo que el gobierno simplemente corta los árboles para que no se interpongan en el camino. Eso es terrible porque tenemos árboles muy hermosos. Estamos perdiendo este patrimonio paisajístico.

El Centro histórico de la ciudad de Guadalajara. Crédito: Alejandro Castro vía Creative Commons NC SA 2.

Otra razón es que hubo un período de inseguridad y la gente comenzó a comprar casas en comunidades cerradas en los límites de la ciudad. Actualmente, la ciudad ha estado haciendo esfuerzos para que la gente regrese. Pero en aquel momento perdimos muchos espacios públicos. La gente simplemente decidió quedarse dentro de las comunidades cerradas.

Además, los nuevos desarrollos y los nuevos barrios que se están construyendo en la ciudad simplemente no tienen buenas conexiones con las colonias circundantes, por lo que incluso cruzar la calle resulta muy complicado. Son como algunas ciudades en los Estados Unidos. Si vas a San Diego, por ejemplo, es imposible cruzar la calle a pie. Si no cuentas con coche estarás completamente perdido.

Creo que las ciudades de California son modelos para los desarrolladores en Guadalajara. La ciudad histórica de Guadalajara construida por los españoles es fantástica. En lugar de hacer crecer la ciudad bajo esos modelos, los desarrolladores quieren convertirla en un Los Ángeles.

Pero tengo la esperanza que la situación mejore. Existe aquí un programa muy bueno que comenzó probablemente hace 10 años. La ciudad cierra muchas calles los domingos y la gente sale a pasear.

 

Mucha gente aún no sabe realmente qué hacer con el espacio público, por lo que si sales un domingo podrás ver muchas cosas divertidas: bicicletas personalizadas que producen mucho ruido y personas haciendo cosas para ser vistos.

Pero esto esta cambiando. La generación más joven que ha crecido con este programa está construyendo terrazas, abriendo restaurantes, recuperando casas antiguas. Creo que es una oportunidad.

 

Entrevista editada y condensada. Traducido desde inglés.