Una pieza en el conjunto

Como parte de un ambicioso programa social, enfocado en un municipio en el estado de México, Palma diseño una casa para Axel, un niño de ocho años.

En los último años, Ocuilan, un municipio al sur del Estado de México, ha sido el foco de una iniciativa de gran escala intentando mejorar las condiciones de vida de habitantes de bajos recursos. Como parte de este programa, una serie de firmas de arquitectura fueron invitadas a diseñar casas para familias en condiciones precarias.

Comisionados con diseñar un hogar para un niño de 8 años y sus abuelos, Palma, una oficina basada en Ciudad de México y el pueblo de Sayulita, trabajó para entender las necesidades de la familia, continuando con el extenso trabajo social conducido como parte de la iniciativa. Alicia Botero y Sarah Wesseler de The Architectural League of New York, hablaron con los socios Ilse Cárdenas, Regina de Hoyos y Diego Escamilla sobre este proyecto.

 

*

 

Sarah Wesseler: ¿Cómo llegó a ustedes este este proyecto?

Diego Escamilla: Comenzó con el tema de los sismos del 2017. Tras los temblores, muchas oficinas de arquitectura y diferentes colaboradores de México y otras partes del mundo se unieron a un proyecto llamado ReConstruir Mexico. La recaudación de fondos fue muy exitosa, con todo el dinero que se juntó los organizadores pudieron expandir el programa para incluir comunidades fuera del área más afectada, de Ciudad de México y Oaxaca. La idea era mejorar la calidad de vida de personas en condiciones de vulnerabilidad y precariedad por una variedad de razones, no sólo los sismos.

Ciudad de México sufrió de destrucciones severa por los sismos del 2017. Créditos: ProtoplasmaKid via CC SA 4.0

Se empezaron a canalizar esfuerzos para la localidad de Ocuilan, un municipio a dos horas de distancia de la Ciudad de México, para diseñarle casas nuevas a personas que lo necesitaran. La organización que lideró la iniciativa fue PienZa Sostenible, invitaron alrededor de 50 despachos de arquitectura, la mayoría mexicanos.

Así fue que entramos en contacto con Axel y sus abuelos. No se vieron directamente impactados por los sismos pero fueron seleccionados por el programa con base en sus necesidades económicas.

Nuestro proyecto tenía las mismas especificaciones que todos los otros comisionados por PienZa Sostenible para el municipio. El presupuesto era alrededor de 240 mil pesos—12 mil dólares. La casa tenía que ser de 45 metros cuadrados: ni un metro más, ni un metro menos. En términos del material, debía ser construida con block aparente.

Ilse Cárdenas: Desde antes de la llegada de los arquitectos ya había un trabajo muy profundo en la zona. Una organización llamada  Fundación Origen llevaba alrededor de un año trabajando con diferentes familias en esta localidad. Como parte de la iniciativa tras el sismo, ellos habían identificado familias con ciertas características para ser beneficiarios de nuevas viviendas. Por ejemplo mujeres víctimas de violencia, o familias que no tenían forma de reconstruir su vivienda después del desastre.

Esto lo digo porque es importante entender que no fue que llamaron arquitectos y todo fue fácil y magia—no, había ya un trabajo social de fondo que acompañó a las familias para luego poder acceder a este tema de vivienda.

La gente quiere muchas veces hacer parecer que el arquitecto fue el que hizo todo ese trabajo comunitario y todo ese trabajo de investigación con la familia. Y en unos casos así sucede, pero en este caso ese trabajo lo hizo Fundación Origen.

Regina de Hoyos: Claro que una vez que nos asignaron a la familia, sí trabajamos de cerca con ellos para llegar a entender mejor cómo estaban viviendo y qué tipo de espacios necesitaban.

Lugar para la casa previo a construcción. créditos: Palma.

Encontramos que ellos tienen un terreno bastante estrecho, pero muy largo, y va subiendo un poco hacia el cerro. Tiene diferentes niveles de construcción en el terreno; hay una zona donde tienen animales y otra donde están construyendo una casa para una de las hermanas, etcétera. Entonces nosotros entramos en esa parte de relacionarnos un poco más con Axel y con sus abuelos para entender qué es lo que necesitaban ellos para esta última parte del terreno en la que nosotros íbamos a situar en su casa.

Cárdenas: La familia ya tenía una relación muy cercana con este pedazo de tierra; los abuelos compraron ese terreno hace años. Tenían ya ciertas casas de la familia, unas en mal estado y otras en buen estado. Tenían una cocina abierta que usaban mucho. Tenían plantados los cactus, nopales, con los que trabajaban.

de Hoyos: Sí, fue importante entender sus vidas diarias y como estas afectaban los espacios que necesitaban. El abuelo es taxista y la abuela se dedica a limpiar nopales para vender en el mercado local. Esto se refleja muy bien en cómo han ido configurando sus espacios: tienen una cocina, junto a esa cocina está la parte de limpiar los nopales, etcétera. Entonces nuestro trabajo era entender qué es lo que necesitaban en cuanto al espacio, más allá de lo que ya tenían.

Además, había un tema importante de privacidad, porque hay tres familias involucradas en ese terreno, y como en todas las familias, las relaciones a veces no son muy fáciles. Entonces queríamos darle a Axel y a sus abuelos la suficiente privacidad de estar en la parte alta del terreno sin que se sintieran desconectados de todo lo que ya había.

Foto aérea con el proyecto (en el centro) en su contexto. Créditos: Luis Young

Nuestro trabajo fue también intentar reconocer la situación, un poco más difícil, que sufría en particular Axel, porque inicialmente la casa iba a ser para su mamá, pero luego, desafortunadamente, ella murió. Entonces el beneficiario terminó siendo Axel, custodiado por sus abuelos. Entonces trabajamos para entender estas relaciones familiares y cual sería su configuración en este nuevo espacio, que iba a representar muchas cosas para ellos personalmente.

Cárdenas: Fue difícil, porque al final el cliente era un niño de 8 años. Cuando fuimos estaba muy emocionado con el tema de boxear y lo único que le interesaba era donde iba a colgar su saco para jugar y todas esas cosas. Y era una situación un poco delicada porque el beneficiario sí, era él; la casa sí, iba a ser para él en un futuro. Pero ahora tenía que funcionar para los abuelos. Entonces había que tener cierta privacidad y flexibilidad.

Izquierda: Axel en el lugar del Proyecto. Derecha: Palma presentándole los diseños a los abuelos de Axel. Créditos: Palma

Más que una casa principal, la casa se convirtió en una especie de bungaló que venía a completar lo que ellos ya habían construido en su tierra por muchísimos años. Fue muy importante para nosotros darnos cuenta que el proyecto iba a ser una pieza más de toda esta cosa comunal y este conjunto, que no estábamos intentando hacer ahí la obra de arquitectura o nuestra propia casa.

Escamilla: Hablando un poco más específicamente acerca del diseño, el reto fue trabajar con solo 45 metros para crear una casa en la que 4 personas pudieran vivir cómodamente. 45 metros para una casa de 4 personas, 3 recamaras, es chico.

Generamos dos estrategias. La primera fue crear un patio central que no nos contará en metros cuadrados—es aire. El patio funcionaba también como el espacio para que la abuela de Axel pudiera limpiar nopales.

La otra estrategia fue hacer un juego con los planos verticales para tener privacidad y permitirle al habitante ir descubriendo los espacios lentamente. Tú llegas y desde afuera ves un bloque bastante solido y plano. Pero, conforme te vas acercando empiezan a aparecerte planos verticales que te abren o te cierran ciertas vistas: te enfocan a ciertos árboles, te tapan visuales para que no veas hacia las recamaras de adentro. Esto genera un poco una sensación de amplitud; sientes que el proyecto es mucho más grande de lo que realmente es.

Créditos: Luis Young

Alicia Botero: Han hecho varios proyectos residenciales, muchos de los cuales son casas vacacionales. ¿Cómo se relaciona ese trabajo a este proyecto?

de Hoyos: Pues, juegas con las mismas reglas para todos, ¿no? Tienes un programa que cumplir, un presupuesto, y lo que quieres es maximizar el área y los espacios que sean amenos, iluminados y ventilados. Entonces, esas características realmente no cambian de proyecto a proyecto.

Casa Litbú, de Palma, una vivienda vacacional en un pueblo costero de México. Créditos: Luis Young

Cárdenas: Sin embargo, con este proyecto en particular, nos dimos cuenta de lo positivo que es cuando hay dos o más actores que se juntan con una misma voluntad y donde entonces los diseñadores entran como una parte más para contribuir a alcanzar las metas establecidas. En este caso el acceso a la vivienda sale de un trabajo ya previo con las comunidades, un trabajo serio. No es cuestión de nada más buscar, crear e intentar imponer lo que tú crees que puede funcionar para dar vivienda a ciertas comunidades. Con este proyecto el trabajo que hubo duró muchísimo tiempo— más que nuestro proyecto. Nosotros fuimos sólo un engranaje de toda esa maquinaria, no era para nada que nosotros fuéramos los protagonistas.

Créditos: Luis Young

Wesseler: En los últimos años hemos entrevistado a varias firmas que han trabajado en esfuerzos post-sismo en México. ¿Pueden contarnos del rol que han tenido estas iniciativas en la comunidad de arquitectura en México? ¿Continúan hoy existiendo estas u otras iniciativas similares?

Ilse Cárdenas: El sismo fue un momento de transición y de quiebre para muchas cosas. Movió a las generaciones, tanto a la nuestra como a las dos que siguen. Han salido muchos encuentros a partir de eso, se encontraron muchas sintonías entre ciertas oficinas, y entre ciertos organismos. Fue a partir de eso que surgieron dos o tres iniciativas que ahora siguen. No son precisamente la misma gente o las mismas intenciones, pero los grupos creados tras el sismo brindaron pie para que estas empezaran. Por ejemplo, PienZa o algunos proyectos de INFONAVIT, o el trabajo que están haciendo en la Secretaria de Desarrollo Urbano, donde invitan estos grupos de arquitectos con intereses similares y con portafolios de trabajo de muy alta calidad a trabajar en proyectos para el beneficio de diferentes poblaciones.

Y estas poblaciones no son solamente de la Ciudad de México. México es muy centralista, y muchas veces todas estas iniciativas están en la Ciudad de México. A partir del momento del sismo se empezó a abrir mucho más la perspectiva a todo el país.

 

Esta entrevista ha sido editada y condensada.