Para complementar la publicación de la colectiva artística socialmente comprometida, Las Imaginistas, quisimos destacar uno de sus proyectos, el cual explora la economía de Brownsville. En este ensayo, la cofundadora de Las Imaginistas, ChristinaMaria Xochitlzihuatl Patiño Houle, reflexiona sobre Taller de permiso, proyecto que analiza los sistemas de permisos y regulaciones en torno a la venta ambulante, y las formas en las que contribuyen a conformar el espacio público y el desarrollo económico en Brownsville.— Lizzie MacWillie, Kelsey Menzel, Jesse Miller y Josué Ramírez, Brownsville Undercurrents editores.
En la frontera, en el Golfo de México, el área de Brownsville es una de las regiones con mayor biodiversidad en Estados Unidos y su identidad cultural ha sido moldeada por su proximidad con México. Más de 98% de la población se identifica como latina o hispana. Antes de la pandemia de Covid-19, mucha gente cruzaba la frontera a diario por motivos de trabajo, escuela o familia. Brownsville es una ciudad llena de inmigrantes y familias con estatus migratorio mixto (lo que significa que uno o más individuos en la familia son indocumentados). Muchos inmigrantes son empresarios; sin embargo, ya que la microempresa no está oficialmente autorizada en el valle del Río Bravo, estos comerciantes de bajos ingresos enfrentan multas elevadas por desarrollar sus propios negocios. Según la ley actual, los inmigrantes en el valle del Río Bravo que no cuenten con los permisos correspondientes podrían ser deportados y enviados de regreso a condiciones peligrosas en sus países de origen si fueran arrestados por venta ambulante. La policía local puede colaborar con la policía migratoria, lo que ha resultado en la deportación de miembros de la comunidad, por infracciones tan pequeñas como conducir con un faro roto. La conexión entre este escenario y el impacto del racismo policial, cuestión de vida o muerte en toda la nación, no pasa desapercibida por Las Imaginistas.
En el momento en el que este texto se escribe, en el verano de 2020, Estados Unidos está en medio de protestas en torno a la muerte de George Floyd, y muchos otros, a manos de la policía. La interseccionalidad de la seguridad, la planificación comunitaria y el desarrollo económico quedan de manifiesto justo ahora. Estados Unidos es una nación que se construyó en tierra robada, con mano de obra robada, y la región fronteriza comprende este problema de manera profunda y actual. Brownsville es una ciudad nombrada en memoria del fuerte militar que ayudó a colonizar la región. La economía de la ciudad está influenciada en gran medida por la militarización, la extracción de recursos naturales mediante prácticas peligrosas, que se oponen a los intereses indígenas1Para conocer cómo los activistas indígenas y ambientales del valle del Río Bravo luchan contra una propuesta de instalación de un ducto y una terminal de gas fracturado, véase Threat of Fracked Gas Exports. y la continua presencia del ejército en el espacio fronterizo para la vigilancia de los migrantes. Por ello, un componente crucial para reinventar la equidad en la región es comprender y reinventar su economía.
Cuando Las Imaginistas comenzamos nuestro trabajo en Brownsville, las fundadoras y directoras Celeste de Luna, Nansi Guevara y yo quisimos usar el arte como una herramienta para abordar las necesidades de los grupos que históricamente han sido marginalizados en la región. Los dos primeros proyectos grandesdel grupo surgieron directamente de entablar relaciones con activistas comunitarios y de una serie de entrevistas con representantes de la comunidad. En estas primeras entrevistas, notamos dos cosas: 1) la legislación local no abordaba las necesidades económicas o culturales reales de la comunidad, y 2) las voces de los grupos históricamente privados de sus derechos eran sistemáticamente excluidas de los procesos de toma de decisiones.
Nuestra colectiva femenina y no binaria trabajó para crear un proceso no jerárquico en nuestros procedimientos internos, que reflejara los valores de nuestra práctica artística colaborativa. Las entrevistas iniciales fueron con habitantes, activistas y artistas de la comunidad. Sucedieron en la calle, en reuniones en casas y con la mediación de organizadores de grupos focales. Las reuniones fueron pequeñas, personales y orientadas a sanar y entablar relaciones. Cada sesión se enfocó en un proceso de intercambio. En una reunión en una casa, los participantes tomaron baños de sal mientras dibujaban sus sueños para el futuro de la región y comían pan dulce.
El desarrollo económico sostenible rápidamente se convirtió en un asunto de interés central para el grupo. Las visiones de los inmigrantes para el futuro de la región incluían el acceso a recursos compartidos y relaciones no extractivas con el medio ambiente. Un entrevistado compartió una visión de vivienda comunitaria que incluía plantas originarias de la región. Este tipo de ideas refleja una visión comunitaria más completa para una transición justa hacia modos de vida más sostenibles.
El grupo concibió dos proyectos de varios años con diferentes tácticas para abordar estas preocupaciones fundamentales. Nuestra intención era movilizar la imaginación pública hacia cómo se podrían construir y plasmar economías justas y sostenibles en la región desde las ópticas micro y macro: por una parte, el Taller de permiso, que reinventa el futuro de la microempresa, y por la otra, el proyecto Hacemos la ciudad, que resultó en un plan integral para el futuro de la equidad y la justicia en la región, incluyendo una reinvención de la economía.
Taller de Permiso
El nombre de Taller de permiso es un juego con la palabra permiso, traducida literalmente de Permission Workshop. El programa procura una reforma de la regulación de la venta, ya obsoleta, como una estrategia para construir una reforma económica, al mismo tiempo que cuestiona el marco colonial de la concesión de permisos municipales, un proceso formalizado para privilegiar ciertos organismos y prácticas culturales sobre otros. Aunque puede crear estándares que ayuden a garantizar la seguridad y el bienestar de la comunidad, este marco ha sido utilizado históricamente como arma contra las comunidades marginalizadas. Taller de permiso descentraliza los órganos de gobierno municipales como la única autoridad capaz de dar permiso y enmarca a los habitantes y comerciantes como agentes críticos que conforman el futuro de la justicia económica en la región.
Este proyecto está dividido en tres etapas que reflejan la forma de trabajar de Las Imaginistas:
1. Permiso para SOÑAR: cultivo de la imaginación.
2. Permiso para SABER: construcción de capacidades e intercambio de recursos.
3. Permiso para ACTUAR: interiorización y acción.
Cada etapa se entrelaza con la siguiente. En lugar de funcionar como procesos individuales e iterativos, se abordan continuamente, mientras que otros nuevos se integran. La fase Soñar se cultiva a través de la fase Saber, y ésta se activa durante la fase Actuar.
Permiso para soñar
El enfoque principal del Taller de permiso es analizar la criminalización de los pequeños negocios en desarrollo, en especial porque impacta en comunidades de muy bajos ingresos. En esta etapa, los miembros del barrio Buena Vida imaginaron el futuro de la regulación de permisos y de la accesibilidad, para que los nuevos comerciantes sorteen los códigos municipales. Se les pidió a los participantes que dibujaran y articularan cómo se verían sus sueños de justicia económica en la región. Permiso para soñar resultó en una marcha por los sueños de la región: un desfile de los sueños. El desfile se basó en la rica tradición regional de marchar por la justicia económica. En el valle del Río Bravo, los trabajadores del campo se han organizado y movilizado por décadas para luchar por mejores salarios y condiciones de trabajo. El desfile de los sueños se derivó de este legado, ya que los participantes marcharon por su visión de comunidad, más afín a los intereses económicos de quienes la integran.
Permiso para saber
La base de esta etapa fue construida por medio de la recuperación de la imaginación pública como un acto de organización comunitaria y resistencia radical. Otro componente de esta fase fue trabajar con los participantes para crear y distribuir permisos de creatividad mediante una serie de compromisos artísticos. Aquí los habitantes escribían sus sueños para el futuro en certificados impresos a mano, con un tortillero. Fortalecer la imaginación pública y expandir la capacidad para soñar son elementos fundamentales del trabajo y la colaboración de Las Imaginistas con la comunidad.
Basándose en la etapa de Permiso para soñar, Permiso para saber se enfocó en el desarrollo de capacidades grupales, con tres grupos y tres estrategias para la distribución del conocimiento: 1) microempresarios potenciales; 2) microempresarios existentes, y 3) jóvenes nuevos en la organización comunitaria.
1. Incubación de negocios
Las Imaginistas se asociaron con la incubadora de pequeños negocios de la Universidad de Texas en el valle del Río Bravo, para entrenar a 30 personas con interés en empezar un nuevo negocio o con un negocio que quisieran fortalecer. Uno de los comerciantes dijo: “Nunca fui a la universidad y siempre quise ir. Tomar la clase fue como ser un estudiante de negocios. Me ayudó a ver cómo hacer mis ideas realidad”.
2. Organización comunitaria + oportunidades de venta
Las Imaginistas fundaron una comitiva de comerciantes que se reúnen periódicamente, crean estrategias para acercarse a funcionarios electos y venden regularmente en mercados locales. Este grupo de comerciantes ha construido una comunidad de apoyo, en la que se piden ayuda unos a otros, están conectados por medio de un chat grupal y se han cuidado mutuamente durante la pandemia, para proporcionarse apoyo emocional y respaldo durante estos meses que han sido singularmente desafiantes para los dueños de pequeños negocios. La infraestructura y la comunidad son particularmente importantes, ya que estos comerciantes trabajan para luchar contra desafíos sistémicos y legales que pueden parecer más grandes que ellos y resultan desconcertantes por su opacidad. Al entablar relaciones, los comerciantes comprenden los puntos en común de sus experiencias y los ven como un indicador de un problema más grande con el sistema, en lugar de algo que deberían ser capaces de arreglar por su cuenta.
Por ejemplo, la mayoría de los comerciantes sólo habla español, pero todas las reuniones y regulaciones del municipio son en inglés. Cuando una persona se enfrenta con estas barreras del lenguaje, podría sentir como que es su culpa por no hablar inglés fluido, pero cuando 10 personas las enfrentan juntas, se empiezan a preguntar: “¿Por qué el municipio no está tomando en cuenta las necesidades de nuestro grupo?”.
3. Descifrar, decodificar y construir liderazgo
Se formó una comitiva de jóvenes para visitar a los líderes municipales, llevar a cabo investigación sobre la historia de la desregulación de las microeconomías y la venta ambulante, y crear herramientas visuales culturalmente relevantes para ayudar a la comunidad a comprender los códigos actuales para los pequeños negocios. El trabajo de esta comitiva resultó en una guía estilo póster que ayudó a descifrar los códigos de permisos para ventas en mercados. El estilo conmemoró la impresión mexicana con plancha, utilizada tanto para los periódicos como para los carteles comunitarios desde finales de 1800 hasta principios del siglo XX. Los jóvenes participantes aprendieron sobre la importancia cultural e histórica de la impresión con plancha de madera y también cómo llevar a cabo entrevistas comunitarias. Las historias que recogieron, de comerciantes de pequeños negocios locales, fueron homenajeadas mediante los visuales producidos durante esta fase. Los jóvenes asimilaron cómo colaborar con sus vecinos, aprender de ellos y honrarlos, al mismo tiempo que usaron sus habilidades y conocimientos para brindar un servicio a sus mayores: decodificar las regulaciones locales para ayudarlos a sortear las leyes actuales.
La candidez y energía de la colaboración intergeneracional fue crucial para forjar la alianza y el éxito total de la etapa. En una entrevista con el city manager (mánager municipal),2Oficial designado como cabeza operativa de un gobierno local. un joven le preguntó: “¿Pero por qué hizo ilegal la venta ambulante?”. La brusquedad de la pregunta enmudeció al city manager y le tomó algo de tiempo formular una respuesta, que fue que no había ley que hiciera ilegal la venta ambulante, pero precisamente porque no había ley que la regulara, practicarla caía fuera de la ley. Ese momento fue muy importante, tanto para los jóvenes como para el city manager, ya que ambos quedaron fuera de sus roles habituales de interacción con el otro, para probar un nuevo espacio de discusión e inventar nuevas posibilidades.
Permiso para actuar
Permiso para actuar es una etapa radical, de interiorización y ejercitación del músculo de la memoria, para un futuro liberador. Integra los sistemas de conocimiento desarrollados durante las fases Permiso para soñar y Permiso para saber en una fase orientada a la acción consciente, estratégica y a la vez intuitiva.
Tiene tres componentes fundamentales:
1. El lanzamiento de una cooperativa comunitaria.
2. La implementación de una zona piloto de venta ambulante en el barrio Buena Vida.
3. La creación y el lanzamiento de un espacio de negociación móvil.
Pensamiento cooperativo internacional
Basándose en el interés comunitario, en el panorama cambiante de los futuros económicamente sostenibles durante una pandemia global y en asociaciones sinérgicas con organizadores laborales aliados en la región, los comerciantes del Taller de permiso trabajan con la organización Border Workers United (Trabajadores de la Frontera Unidos) para lanzar una cooperativa comunitaria liderada por mujeres. La organización tendrá un punto de venta en Buena Vida, así como una tienda en línea.
Los comerciantes incubarán sus cooperativas a lo largo de un programa de becas de un año. Durante este tiempo colaborarán y aprenderán de cooperativas de comerciantes manejadas por mujeres en todo el mundo. Las conexiones forjadas a través de estos entrenamientos también sentarán las bases para un intercambio cultural y un empoderamiento económico en red. Los productos resultantes representarán colaboraciones de ideas, tanto culturales como materiales, entre las diferentes comunidades. La acción de aprendizaje compartido, en red, será en sí misma un acto de resistencia a la legislación neoliberal que ha destruido el tejido económico de las comunidades en todo el mundo. En lugar de dejar a los miembros de las comunidades ser víctimas de tratados de comercio (como el TLCAN), el Taller de permiso representará la resistencia de base a tratados de comercio internacionales que ignoran los impactos regionales.
Volver a cultivar la venta ambulante
Los jóvenes reporteros de nuestro programa Reportistas descubrieron que anteriormente la venta ambulante estaba permitida en toda Brownsville. Todavía en los años cincuenta, los comerciantes podían vender sus productos en la calle, en Brownsville o Matamoros, sin mucha diferencia en la regulación. Más aún, otros municipios de Estados Unidos han moldeado un renacimiento de los vendedores ambulantes. En Nueva York y California, el ambulantaje ha sido un conflicto importante, con pequeñas victorias para las comunidades inmigrantes de vendedores ambulantes.
Mediante una colaboración con la organización sin fines de lucro Civic Arts (Artes Cívicas), Las Imaginistas solicitaron un informe sobre cómo empezar un proyecto piloto de venta ambulante en la ciudad de Brownsville.A lo largo de la fase Permiso para actuar, comerciantes y organizadores comunitarios abogarán por la implementación de este programa piloto.
Mirar hacia adelante
El programa Taller de permiso se fusionó con Border Workers United en 2020, para colaborar en el desarrollo de la primera cooperativa de la región. El programa de becas está incubando a 10 microempresarios y resultará en una cooperativa artesanal liderada por mujeres en el barrio Buena Vida. Estos comerciantes también abogan por una nueva legislación de permisos en Brownsville, que expandiría los tipos de productos permitidos para venderse en casas y pequeños puestos, reduciendo así las regulaciones restrictivas para los comerciantes de bajos ingresos. Esta clase de cambio abrirá nuevos caminos hacia la justicia económica para los negocios de inmigrantes, los de personas de bajos ingresos y los liderados por mujeres.
Conclusion
El futuro del desarrollo económico sostenible en una región que trabaja para descolonizar su identidad colectiva y espacial es complejo. Los comerciantes regionales han luchado para adaptarse a un sistema colonial capitalista y en desacuerdo con la concepción indígena del progreso –una lucha que comenzó con el genocidio del pueblo indígena–. El Taller de permiso está organizando a los comerciantes para mejorar el futuro económico de las comunidades inmigrantes de bajos ingresos. Pero lo que es más importante, está incubando a una comitiva de mujeres, personas femeninas y no binarias que redefine el desarrollo económico sostenible en sus propios términos.
Blanca Delgado, directora ejecutiva de Border Workers United, explica su visión de justicia económica:
Nuestras luchas están tan normalizadas internamente que no [las] vemos [como] luchas. Cuando el arte lo plasma, es como: “Dios mío, me veo a mí mismo. Éste es un reflejo de nuestras luchas”. Especialmente… la obra de arte del paletero, se visualiza justo ahí, todos los sentimientos… y alguien lo glorificó tal como es. Porque vemos muchas fotos de gente en trajes y oficinas y lo que sea, pero cuando se trata de nuestro arte local, se trata de las personas que son invisibles. Así que, cuando ven esa imagen de sí mismos, piensan: “¡Guau!, alguien está pensando en mí, alguien valora mi trabajo”.
Podemos empoderar a las personas por medio del arte, porque se verán a sí mismas, verán la lucha. También estaba pensando en las mamás… Podría recordar a mi abuela. Ella tenía a mi hermano enganchado a la cadera mientras cocinaba para el rancho. Muchas de nuestras luchas están interrelacionadas con el cuidado de la familia, y eso nos lleva a las mamás. Eso es otra cosa, que las mamás todavía son invisibles. Ellas están como: “Realmente lo tengo difícil. Tengo que ser esposa, mamá, hermana, hija, pero también tengo que seguir trabajando”. Es un tipo de trabajo diferente, por el que no te pagan. Así que, con arte y ese empoderamiento, ellas serán impulsadas.
Lo que he visto es que hay muchas personas que usan métodos destructivos para desestresarse, pero si usas el arte, cuando están como: “¿Sabes qué?, de hecho, estoy haciendo una diferencia”, entonces con suerte un día empezarán a sanar y dejarán de tratar de desconectarse. Siento que quieren desconectarse porque están como: “Mi trabajo no vale nada, mi vida no vale nada”, pero cuando las personas se empoderan y se ven a sí mismas por medio de las artes, están como: “Estoy haciendo una diferencia. ¡Soy el paletero! ¡Le traigo dulces a la gente!”; verán el valor de ser parte de la comunidad y no querrán desconectarse.
Creo que la justicia económica empezará dentro de la gente, dentro. Es interna. Y el objetivo está en los cambios sociales y la igualdad. La siguiente pregunta es: “Ok, esta gente está empoderada. Ahora, ¿cómo le hacemos para que la demás gente valore a esta gente?”. Entonces necesitaremos que la demás gente valore nuestro arte como lo hace con la Mona Lisa.
Blanca señala algunos valores clave de Las Imaginistas y el proyecto Taller de permiso:
1. Emplazar valor en lo que ha sido oprimido sistemática, estructural y culturalmente (un tipo de reformulación narrativa).
2. Comprender la confabulación de la inequidad de género como un agente para promover los valores de colonización y capitalismo.
3. Reintegrar la capacidad de agencia en los niveles individual y colectivo.
Los números uno y dos se enfocan en el quién y el qué. ¿Qué voces necesitan ser escuchadas para reconstruir ciudades equitativas? Ésas que han sido oprimidas sistémica, estructural y culturalmente. En especial, las mujeres, las personas queer y no binarias necesitan ser escuchadas para contrarrestar las maneras en las que su labor ha sido infravalorada como estrategia para promover los valores del capitalismo. Para que existan nuestra especie y nuestras ciudades se requiere alguien que cuide a los más jóvenes y supervise nuestros hogares. Hasta ahora, por siglos, esta labor ha sido sin pago, como una manera de cimentar en las mujeres la dependencia de los hombres y para promover el modelo de la unidad familiar como una alternativa frente a la responsabilidad colectiva de la comunidad. El futuro de la equidad en el ámbito municipal requiere reinventar quién es valorado por su trabajo y cómo. Las mujeres, las personas queer y no binarias deben estar al frente de esa conversación.
El número tres es algo que Las Imaginistas a menudo escuchamos de los participantes. Dirán cosas como: “Hasta este proyecto, realmente nadie me preguntó qué pensaba sobre la ciudad. Nunca sentí que pudiera fantasear con lo que quería, porque sentía que a nadie le importaba”. Cuando la gente dice cosas como ésta, no lo tomo como que significa que nunca han visto un foro público en el que se les pida sopesar, por decir, el futuro de los parques en la región; sino que dentro de esas estructuras aún no sienten que sus opiniones realmente importen.
Me siento identificada. Por eso hacemos el trabajo que hacemos. Las vías tradicionales para la participación de la comunidad se sienten tan frías y distantes como votar en una elección federal.
Es fácil sentir que la participación no importa, ya sea en una elección federal o en un foro local sobre parques, porque no hay sistema que responda a la óptica inherente de cada individuo que participa. Ese matiz es lo que permite el arte. Permite la reflexión estructural en el nivel individual, lo que es increíblemente importante cuando se reequilibra la desigualdad de poder. Si somos para crear ciudades más justas, necesitamos enviar mensajes fuertes, claros y estructurales a aquellos que han sido sistemáticamente oprimidos, de que su voz importa y su aportación tiene influencia. El arte es una estrategia importante para recoger esta información, pero hasta que los municipios comiencen a integrar y reflejar estas voces, seguirá siendo un recurso transitorio para completar este ciclo. Cuando Blanca dice: “¿Cómo le hacemos para que la demás gente valore a esta gente… para que valore nuestro arte como lo hace con la Mona Lisa?”, lo que señala es que programas como Taller de permiso pueden hacer que el individuo se sienta valorado, pero hay límites en cuanto a qué tan efectiva es esa estrategia para implementar el cambio cultural, sin el interés de aquellos en el poder para desplazar su concepción sobre qué voces deberían influir en el futuro de una ciudad y cómo.
El diseño del futuro de la justicia económica en el ámbito municipal no se resolverá con un foro o la contratación de una firma de diseño. Tiene que ser un punto de anclaje fundamental dentro de una cultura de cambio que está entrelazada con disparidades de poder. En su libro Columbus and Other Cannibals (Colón y otros caníbales) un crítico de la adicción al consumismo occidental, Jack D. Forbes, dice: “La cosmología o cosmovisión de un pueblo está estrechamente relacionada, por supuesto, con todas sus acciones… En resumen, uno debe juzgar la cosmología por las acciones tanto como (o más que) por las palabras”.
¿Cuál es la cosmología o cosmovisión de aquellos en el poder, que dicen que están trabajando por la justicia económica? ¿Es expresión vacía? ¿O aquellos que tienen más en juego sienten el impacto que ejercen sus intenciones expresas? ¿Hay incongruencia entre lo que un municipio dice que quiere (escuchar a la comunidad) y lo que su comunidad percibe (ser escuchada)?
La agencia se trata de que aquellos que han sido privados de sus derechos recuperen su poder y sus anhelos, para tener futuros más justos. También se trata de que aquellos en el poder quieran, crean y actúen para cerrar la brecha entre lo que los municipios declaran que quieren y lo que realmente hacen. Ésta es quizá la pregunta que define el futuro de las ciudades, el gobierno y la justicia económica de los próximos 10 años –a medida que nos acercamos al punto sin retorno en el cambio climático, hemos incrementado el desarrollo colectivo de un despertar de conciencia racial y trabajamos como una nación para redefinir nuestra relación con el capitalismo–. ¿Tomaremos medidas para hacer lo que decimos que queremos, para vivir en los valores que nuestros municipios y nuestra nación proclaman? ¿O aquellos valores proclamados habrán probado ser palabras vacías?
En nuestra cosmología colectiva, el registro de indicios de individuos en el poder que hayan promovido futuros económicos justos es pobre, pero quizá con un historial de errores variable. Algunas personas muy influyentes jugaron papeles importantes en la creación de la infraestructura de sistemas totalmente injustos. Pero el mundo está despertando ante la incongruencia entre lo que estos sistemas proclaman (crear oportunidades para la igualdad de todos) y lo que de hecho hacen (perpetuar la riqueza de unos cuantos). Ahora, con esta información, todavía está por verse cómo responderán los que están en el poder.
Biographies
es una sanadora, guerrera y visionaria mestiza. Es cofundadora de la colectiva artística socialmente comprometida Las Imaginistas, ganadora del premio ArtPlace America National Creative Placemaking (2018) y la beca A Blade of Grass (2018). Su trabajo rompe maleficios del patriarcado colonial al atender la mirada femenina y no binaria, y reintegrar la construcción de la persona con la madre tierra. Tiene un máster en educación, de Harvard, y un MFA, de la Universidad de Columbia. Es la autora principal del próximo libro de Las Imaginistas, sobre desplazar la imaginación pública utilizando el arte (Amherst College Press, 2022). Cuando no trabaja con Las Imaginistas, Patiño Houle trabaja en los derechos de los inmigrantes, como tejedora de red de la Rio Grande Valley Equal Voice Network.
Traducción del inglés al español por Julia Cabrera. Corrección de estilo en español por Beatriz Stellino.
Los puntos de vista aquí expresados son únicamente de los autores y no reflejan la posición de The Architectural League of New York.