Para enfrentar la crisis de agua de Ciudad de México, ORU reimagina la escala de la infraestructura urbana

ORU - Oficina de Resiliencia Urbana cree que intervenciones a la escala del distrito pueden dar respuesta a los perennes retos de agua de la ciudad.

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ORU – Oficina de Resiliencia Urbana toma un acercamiento regional a la arquitectura, buscando oportunidades para mejorar condiciones sociales y ambientales mediante tanto análisis y planeación a grande escala como intervenciones de diseño puntuales.

En años recientes, Adriana Chávez, Víctor Rico, Elena Tudela, y el resto del equipo de ORU, han aplicado este acercamiento a los enormes retos de agua a los que se enfrenta Ciudad de México, donde fundaron la firma en el 2018. Hundiéndose cada vez más profundo cada año, a medida que se extrae agua de su acuífero, la capital Mexicana se ve amenazada tanto por escasez como por inundaciones. El cambio climático promete empeorar la situación.

El proyecto Distritos Hídricos de ORU explora alternativas de soluciones a estos problemas a la escala del barrio o distrito, apuntando a la necesidad de crear alternativas sistémicas a los costosos y extractivos megaproyectos de infraestructura. Alicia Botero y Sarah Wesseler de The League hablaron con los directores de la firma acerca del trabajo.

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Alicia Botero: ¿Cuáles son, a grandes rasgos, los problemas de agua con los que lidia la Ciudad de México? ¿Cómo ha venido la ciudad gestionando este recurso?

Víctor Rico: La Ciudad de México se fundó en el siglo XIV sobre un sistema de humedales y lagunas. Como la cuenca en la que los humedales y las lagunas se encontraban no tiene escape a otros cuerpos de agua, el exceso de agua no tiene a dónde ir excepto por la tierra o el aire.

Los españoles percibieron el agua como un gran obstáculo para el establecimiento de su capital. Tanto así que al comienzo del siglo XVII los conquistadores, y los subsecuentes tomadores de decisiones, optaron por drenar todo el sistema de humedales, desarrollando proyectos de infraestructura—diques, canales, acueductos y bombas—para canalizar el agua al norte de la ciudad y, eventualmente, al golfo de México.

Entonces desde la época de la colonia, la relación de la Ciudad de México al agua ha sido una de extracción, contaminación, y descarte. El agua es vista más como deshecho que como recurso invaluable. Y este modelo extractivo ha llevado a problemas como la escasez de agua y el hundimiento—partes de la ciudad se están hundiendo un promedio de 25 centímetros al año—haciendo que Ciudad de México sea más vulnerable a terremotos y a riesgos sociales.

A lo largo de los últimos 700 años, el paisaje hídrico de Ciudad de México (antes conocida como la capital azteca Tenochtitlán) se ha transformado completamente, de un sistema orgánico de humedales, lagunas y ríos, a una mega metrópolis en expansión con una red compleja de represas, cuencas, cañerías, túneles y pozos. Crédito: Mexico Innovation Fund DRCLAS, ORU, Anita Berrizbeitia, y Mónica Arzoz. Mapas desarrollados usando información del libro The History of the Territorial Divisions of Mexico de Edmundo O’Gorman.

Esta lucha por drenar el agua continúa hasta el día de hoy. Nuestro proyecto Distritos Hídricos propone un modelo urbano de escala media, y creemos que esto es innovador porque el enfoque del manejo de agua en la Ciudad de México ha sido a las escalas monumentales de infraestructura gris, cuyos fines principales son extraer, transportar y drenar agua o, más recientemente, escalas más pequeñas de proyectos de infraestructura verde que no están enmarcados en un sistema más grande de planeación y de operación determinado.

Adriana Chávez: Si, las soluciones que existen son la mega infraestructura—el Túnel Emisor Oriente y estas grandes infraestructuras de agua, incluyendo plantas de tratamiento masivas como la de Atotonilco, que es una mega infraestructura que tomó muchísimos años planear, construir, muchos recursos. Estos son proyectos muy difíciles de lograr. Versus otras soluciones muy pequeñas que pueden ser jardines y filtrantes y cosas que son muy valiosas, pero que no tienen un impacto en el sistema en general.

Completada en el 2019, con 62 km de longitud, el Túnel Emisor Oriente lleva aguas negras desde Ciudad de México hasta una planta de tratamiento en el estado vecino de Hidalgo. Vista aquí durante su fase de construcción, el enorme túnel puede transportar hasta 150m3 de aguas residuales y lluvias por segundo. Créditos: Cuenta de Flickr Presidencia de la República Mexicana via CC by 2.0

Rico: Entonces, el Distrito Hídrico es un modelo de escala intermedia cuya premisa es que el agua que llega a un Distrito Hídrico permanece ahí. Y eso implica que tenemos que diseñar para hacer espacio para esa agua. Es un modelo urbano que se empieza a comportar menos como un sistema de drenaje y más como una esponja. Maneja distintos tipos de agua, principalmente aguas lluvias y aguas residuales, y propone diferentes estrategias para el manejo de cada una.

Por ejemplo, proponemos que las aguas lluvias que caen en azoteas, que son aguas más limpias que las que caen en las calles, se almacenen y se reutilizan en los propios edificios. Mientras que el agua de lluvias que cae en calles sea canalizada a sistemas urbanos de drenaje sostenible, pero no al drenaje principal de la ciudad, así se mantiene en el barrio.

¿Y las aguas residuales? Esas aguas también son enviadas a un sistema de plantas de tratamiento que se pueden acomodar, por ejemplo, en espacios públicos con un carácter incluso también lúdico, en donde la gente pueda entender cómo está siendo tratada y aprovechada esa agua en el riego de los espacios públicos, jardines, etcétera.

El proyecto de Distritos Hídricos propone una serie de jardines del barrio donde los miembros de la comunidad puedan interactuar con la infraestructura del manejo del agua. En estos jardines, el agua lluvia es absorbida y reutilizada, no desechada. Créditos: Mexico Innovation Fund DRCLAS, ORU, Anita Berrizbeitia y Mónica Arzoz

Entonces la idea es diseñar para el agua y con el agua, y detonar toda una serie de beneficios sociales y ambientales en la Ciudad de México a partir de mantener el agua en los barrios.

Elena Tudela: Para nosotros es muy importante que el diseño sea urbanismo, paisaje, arquitectura, diseño urbano, y atienda de alguna manera los principales desafíos del futuro.

Y creemos que la disciplina de la arquitectura está un poco desvinculada de estos grandes desafíos, como si no hubiera nada que hacer.

Entonces, este proyecto, que es un proyecto de investigación aplicada, nos ha permitido explorar uno de los grandes desafíos de cualquier ciudad del día de hoy, que es la resiliencia urbana, particularmente desde la gestión hídrica.

Sabemos que la crisis climática, que es también algo a lo que los arquitectos nos aproximamos muy poco, como si no hubiera nada que hacer, está asociada con un incremento de riesgos de tipo hídrico hidrológico, ¿no? Va a llover más, nos vamos a inundar más, habrá más aparcamientos, habrán más sequias, más estrés hídrico del que ya tienen las ciudades. Y esto hace que sea incluso más difícil dar cabida a la demanda de la población urbana que sigue creciendo. ¿Entonces, cómo podemos hacer frente a estos eventos adversos hidrometeorológicos desde una perspectiva del diseñador.

Entonces este proyecto esencialmente explora cómo se ha desvinculado el desarrollo urbano de las fuentes de abastecimiento de agua y de los sistemas de desagüe y luego propone formas de integrarlos.

A la izquierda, un diagrama del estado actual de los ciclos de agua en Tacubaya, donde 19% del agua es drenada fuera del barrio y sólo 5% se infiltra en el suelo. A la derecha, la propuesta de ORU para un sistema alternativo, en el que una serie de intervenciones de diseña a la escala del barrio permitirían que el agua sea tratada, reusada, almacenada y filtrada por la comunidad local. Créditos: Fondo de Innovación de México DRCLAS, ORU, Anita Berrizbeitia y Mónica Arzoz

Este proyecto surge de las necesidades de una serie de desarrolladores, de una serie de gestores, de una serie de entidades de gobierno que se cuestionan cómo hacer para poder proveer de agua al desarrollo que se está dando en las ciudades, particularmente donde se da en una escala distrital o barrial en donde hay un desarrollo que se da al mismo tiempo.

Son muy limitadas las exploraciones de este tipo de modelos de manejo de agua a esta escala en Ciudad de México. Y los que se han hecho en su mayoría no van más allá del enfoque técnico. No han considerado preguntas como ¿cómo imaginamos la gobernanza del territorio, del agua, de las comunidades? ¿Cómo involucramos a los ciudadanos en esto? ¿Cómo hacemos que a través del diseño sean partícipes y sean conscientes también de lo que está pasando?

Chávez: También un tema central: ahorita el manejo de agua en la Ciudad de México es un sistema lineal y extractivo. Es decir, el agua se extrae del acuífero sobreexplotado que yace bajo el valle de México o se trae de fuera de la cuenca y luego llega a las casas. Abres la llave, se usa el agua y el agua se desecha e incluso se vuelve a sacar fuera de la cuenca de la Ciudad de México.

A través de una serie de tuberías, canales, represas y túneles, el sistema Lerma-Cutzamala importa 22% del agua de Ciudad de México desde ríos, reservorios y lagos hasta 200km al norte de la ciudad. Una vez usada, esta agua es llevada a plantas de tratamiento en el valle Mezquital, al norte. Créditos: Fondo de Innovación de México DRCLAS, ORU, Anita Berrizbeitia y Mónica Arzoz. Mapa desarrollado usando información de INEGI, 2015 y CONAGUA, 2016.

Entonces esto es un sistema lineal y la idea del distrito hídrico es proponer un sistema circular y descentralizado.

Y además también va a lo que decía Elena de cómo la ciudad va a seguirse desarrollando, seguir creciendo, si no hay agua ni para los habitantes que existen hoy.

Entonces, también es una propuesta que le apuesta a cuál podría ser el futuro de la Ciudad de México. Y esta idea la hemos testeado. La primera fue en Tacubaya, un distrito en la zona central-occidental de la ciudad, pero también la idea la hemos piloteado en otras zonas de la ciudad. La segunda zona en la que se exploró este concepto fue en Coapa, que es una zona ubicada al sur de la ciudad. Y Víctor ha tenido la oportunidad de explorar modelos de distritos hídricos en otras zonas de la Ciudad de México.

En el proyecto Distritos Hídricos de ORU, el Distrito Hídrico Tacubaya es un nodo en un sistema más grande de proyectos descentralizado de manejo de aguas en la ciudad. El sistema usaría los aspectos geográficos de la ciudad, como las colinas y los barrancos, al igual que parques y campuses universitarios readaptados. Créditos: Fondo de Innovación de México DRCLAS, ORU, Anita Berrizbeitia y Mónica Arzoz

Sarah Wesseler: ¿Cómo empezó el proyecto de Distritos Hídricos?

Chávez: La primera vez que trabajamos este concepto fue en uno de nuestros primeros proyectos. Hicimos contrato con el SAC Tacubaya, que era un sistema de actuación por cooperación que vivía dentro de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Ciudad de México [SEDUVI], que estaban trabajando hacia el desarrollo del distrito. El plan de desarrollo incluía reequipamientos urbanos como la creación de nueva vivienda y la renovación de calles, espacios públicos e infraestructura de transporte entre otros elementos del barrio.

Se dieron cuenta que no era factible densificar el distrito a menos de que hubiera una fuente de agua garantizada y se empezaron a desarrollar nuevas estrategias hídricas. La infraestructura de agua en esta área es muy antigua, entonces incluso el sistema de drenaje actual se tiene que reemplazar. Y ahí fue donde SEDUVI contrató a WRI, el World Resources Institute (Instituto Mundial de Recursos) en México. Y el WRI nos contractó a nosotros para hacer esta propuesta.

También ahí podemos mencionar que el entendimiento de la Ciudad de México que trajimos a este proyecto nace del trabajo habíamos hecho antes. Por ejemplo, antes de que nosotros tres formáramos ORU, realizamos la aplicación de la Ciudad de México para el programa de 100 Ciudades de Resilientes. Y más adelante yo me incorporé al Departamento de Ambiente, que era la agencia de resiliencia de la Ciudad de México. Víctor estaba en la Autoridad del Espacio Público. Elena estaba en la UNAM, y fue la coordinadora de diseño urbano de un proyecto llamado La Quebradora, un parque hídrico que ganó el premio Holcim.

Los tres también hicimos un documento muy importante que se llamó “Hacia una Ciudad de México sensible al agua”, que analizó la Ciudad de México para entender cómo las diferentes zonas de la ciudad pueden captar el agua de lluvia, como pueden funcionar como una esponja.

A veces el termino de “infraestructura verde” se utiliza indiscriminadamente y se cree que todas las estrategias de infraestructura verde funcionan para toda la ciudad. Y no es cierto, se tiene que hacer un análisis específico para cada área. En ese estudio hicimos un mapeo de la ciudad para entender cuáles son las diferentes zonas. Por ejemplo, la zona del medio tiene una vocación hacia la recarga del acuífero, mientras que las zonas bajas tienen otro potencial para reutilizar el agua y para captar el agua.

Esta gráfica de “Hacia una Ciudad de México sensible al agua” identifica las distintas posibilidades y limitaciones hidráulicas de diferentes regiones urbanas. Crédito: Autoridad del Espacio Público de la Ciudad de México, De Urbanisten, CAF

La idea de los Distritos Hídricos nació cuando estábamos trabajando en la pregunta del SAC. Se nos ocurrió que en vez de pensar en el desarrollo solamente de Tacubaya deberíamos estar trabajando en la idea Distritos Hídricos de forma más general.

El concepto se consolidó en el tiempo. Lo hemos puesto a prueba después con esta beca de investigación de México Innovation Fund Grant del David Rockefeller Center for Latin American Studies. Ya teníamos algunos mapas, algunos actores del proceso anterior, pero esta beca nos permitió hacer más análisis y sobre todo generar propuestas de diseño. En la fase uno del proyecto no teníamos muy claro cuáles eran las intervenciones, ni exactamente que componía un Distrito Hídrico. Entonces lo que nos permitió la beca fue aterrizar el concepto.

Botero: En esta etapa seguían principalmente enfocados en Tacubaya, ¿cierto? ¿Nos pueden contar más de su trabajo ahí? ¿Qué soluciones desarrollaron para este proyecto? ¿Cuál fue el raciocinio detrás de estas?

Rico: Bueno, en el caso de Tacubaya, desarrollamos un marco de diseño conceptual con tres grandes enfoques. Primero, revelar la historia; segundo, consolidar y expandir la red de espacios públicos; y tercero, ver el agua urbana como recurso, no como residuo. Estos tres componentes interrelacionados intentan integrar la gestión circular del agua y los suministros de agua sostenibles al desarrollo propuesto en el barrio.

Tacubaya es un localidad histórica dentro de la Ciudad de México. Fue un asentamiento prehispánico ribereño que durante la época de la colonia se convirtió en un lugar de descanso para las familias españolas privilegiadas a las afueras de la Ciudad de México.

Imágenes históricas de Tacubaya. Cortesía del New York Public Library

El crecimiento del área se aceleró en los 1830s y 40s. Las familias privilegiadas empezaron a abandonar Tacubaya, y el distrito se empieza a convertir en parte de un modelo de desarrollo de crecimiento con fraccionamientos, de lotes nuevos.

Y este crecimiento continuó ya a pasos mucho más acelerados a principios del siglo 20. Tacubaya siempre fue objeto de interés para desarrolladores. Actualmente, es donde están las colonias Condesa, Nápoles y otras.

Y toda esta presión urbana terminó fragmentando una localidad que tenía una identidad muy marcada y que ahora es un área urbana sumamente heterogénea y es una mezcla de fragmentos urbanos como los remanentes de los jardines de las grandes casonas, con otros espacios públicos abiertos y cerrados, como museos, casonas viejas, edificios nuevos y un clúster de transporte público como el metro y autobuses.

Vistas de Tacubaya. Créditos: Mexico Innovation Fund DRCLAS, ORU, Anita Berrizbeitia y Mónica Arzoz

Con la primera parte de la estrategia, revelar la historia del distrito, estamos tratando de hacerle justicia al legado de fragmentación urbana de Tacubaya, ya que creció de forma aditiva, en capas y fragmentos. Analizar como creció Tacubaya nos permite entender la historia y los regímenes hidrológicos originales y revelarlos como una capa relevante de la ciudad. La idea era rescatar y destacar estos sistemas de jardines, espacios públicos, edificios históricos, iglesias, observatorios—un sinfín de inmuebles históricos muy de Tacubaya.

El siguiente enfoque es el ensanche y la ampliación de una red de espacios públicos cuyo diseño trata de reparar esta fragmentación e incorporar soluciones de infraestructura verde para minimizar la superficie impermeable de tal manera que el territorio funcione más como una esponja y menos como un gran drenaje. Uno de los proyectos lidiando con este tema trata de revivir o de rescatar el cauce del río Tacubaya y resaltar este sistema de jardines y plazas y espacios públicos que mencioné.

Desde los 1970s, el rio Tacubaya ha sido desviado a túneles debajo del distrito. El Distrito Hídrico reconsideraría las relaciones entre Tacubaya y su rio enterrado, reviviendo los cauces del río a través de soluciones de infraestructura verde abiertas al público a lo largo del barrio. Crédito: Mexico Innovation Fund DRCLAS, ORU, Anita Berrizbeitia y Mónica Arzoz

Y obviamente, el último enfoque es el agua: el agua urbana como recurso, no como residuo. El Distrito Hídrico es un concepto replicable que rompe con el modelo tradicional de extracción, importación, contaminación y drenaje del agua proponiendo en cambio que el agua es un bien, no un deshecho. Esta noción prevé la implementación de varias estrategias para reducir la extracción e mandar el agua de vuelta al acuífero. Desarrollamos un sistema con una serie de proyectos para recolectar, almacenar, tratar y reutilizar diferentes tipos de agua específicamente para Tacubaya.

El marco del Distrito Hídrico comprende tres elementos principales: revelar la historia arquitectónica y geográfica del barrio; consolidar y ampliar los espacios verdes locales; y tratar el agua urbana como un recurso, no como un desecho. Las áreas de enfoque que se muestran en la imagen incluyen: 1) parque lineal del río Tacubaya, 2) corredores hídricos y de conexión, 3) edificios históricos, 4) jardines y espacios públicos históricos, 5) proyecto de conexión norte-sur de Tacubaya, 6) Bosque de Lira, 7) plantas de tratamiento de agua, 8) sistema de mercado, 9) equipamiento público y 10) nuevos desarrollos de vivienda. Crédito de la imagen: Fondo de Innovación de México DRCLAS, ORU, Anita Berrizbeitia, Mónica Arzoz

Por ejemplo, aquí en México a la gente le encanta limpiar y barrer y enjabonar las banquetas con agua potable. Entonces pensábamos que en una ciudad con tantas presiones hídricas no tenía sentido lavar estas banquetas con agua potable. ¿Mejor que se lave con agua tratada, ¿no?

La idea se extiende a otro tipo de usos, como el agua para lavanderías o lavado de autos y para el riego de esta nueva red de espacios públicos que está intentando reconectar el tejido de Tacubaya.

Agregaría que esta idea de la escala del distrito es compatible con el instrumento urbano que Adri mencionó, el SAC, que procura poner de acuerdo a las autoridades de la ciudad con los intereses de nuevos desarrolladores.

Entonces creemos que el Distrito Hídrico casa muy bien con el sistema mediante el cual se toman acciones de obra pública en esta área, a nivel de gobernanza y financiación. Hay una congruencia y compatibilidad escalar entre una serie de principios de diseño urbano con un instrumento de gobernanza. Esto lo hace muy poderoso y pues muy implementable, yo diría.

Un taller interdisciplinario colaborativo en la UNAM en 2020 para desarrollar la propuesta del proyecto Distrito Hídrico. Crédito de la imagen: Fondo de Innovación de México DRCLAS, ORU, Anita Berrizbeitia y Mónica Arzoz

Botero: ¿Cuál es el status actual del proyecto?

Tudela: Lo estamos impulsando en distintos frentes. Por un lado, con la difusión en artículos y publicaciones y por otro lado, le vamos dando seguimiento desde la academia, enseñando. Actualmente estamos trabajando en una publicación virtual que será publicada por la UNAM este año.

El proyecto en Tacubaya está un poco detenido por razones políticas, que es muy normal cuando se trata de procesos que dependen de esta gobernanza centralizada. Entonces, bueno, vamos a ver cómo se va desenvolviendo.

En el caso de Coapa quizás tengamos la oportunidad de poder nuestras ideas a prueba hacia el final de este año a través de un proyecto piloto.

Lo llevamos al organismo operador del Agua en la Ciudad de México y están muy interesados. Coapa es una zona con grandes espacios infraestructurales, es decir, grandes cubiertas para la captación de agua. Hay muchas universidades en la zona, muchos centros comerciales. Entonces existen condiciones idóneas para poner el concepto a prueba.

Botero: ¿Cómo se vería esta primera fase en Coapa?

Tudela: Se hizo una caracterización de todos los proyectos que conforman el distrito, lo mismo que sucedió en Tacubaya, pero en Coapa tienen un problema mucho más severo de inundaciones. Entonces hicimos un análisis geohidrológico muy interesante para ver las posibilidades de utilizar el subsuelo como espacio de guardado de esta agua. Y ya comprobamos, que esta es una posibilidad realística en materia técnica y en desarrollo de diseño, pues estamos trabajando de la mano de una universidad que quiere hacer una intervención en el barrio.

Y hemos hecho el mapeo. Hemos identificado siete proyectos en todo el barrio, de los cuales hemos priorizado dos. Estamos en una etapa en la que nos autorizaron empezar esos dos proyectos a través de participación social.

En el caso de Coapa, lo primero que está entrando es un proceso de participación social para que la gente sea la que se apropie del proyecto e impulsa en las siguientes fases e intervenciones. La zona que hemos identificado consiste en un parque lineal que tiene mucha actividad y ahí estamos proponiendo hacer esta utilización del subsuelo, pero también un mejoramiento y una captación de agua de lluvia en una especie de parque público esponja. Y esa sería nuestra primera intervención.

Wesseler: Al hablar con diferentes grupos de personas sobre sus necesidades y sus problemas en relación con el agua, seguramente encuentran situaciones en las que diferentes intereses chocan entre sí. ¿Cómo solucionan estos conflictos?

Tudela: Sí, hay muchos conflictos de interés, sobre todo en distritos donde hay un interés de desarrollo y de inversión. La manera en la que lo estamos trabajando, particularmente en el caso de Coapa, es tratar de encontrar la situación en la que hay un beneficio para todas las partes y los sectores involucrados. Por ejemplo, el hecho de que una zona se inunde menos o cuente con agua para poderse desarrollar trae beneficios a toda la zona.

Sin embargo, el problema no es que se desarrolle una zona o no, sino la manera en que se da el desarrollo actualmente, que no es integral, no es socialmente consensuado y no recoge la opinión de todos los sectores. Entonces nosotros, al dar cabida a que las preocupaciones de distintos sectores se puedan considerar de manera frontal y abierta, estamos permitiendo que se llegue a acuerdos de qué es lo que sí valdría la pena hacer.

Entonces creemos que es la única manera de operar y hasta ahora no nos hemos encontrado con obstáculos que no se sumen a la propuesta o que la quieran bloquear. Los obstáculos han sido en cambio cuestiones en relación al tiempo o a procesos políticos o financieros. Pero en general nos ha sorprendido mucho que la propuesta ha sido muy bien recibida. La gente entiendo que es una idea que detona beneficios comunes.

En la propuesta del Distrito Hídrico de Tacubaya, espacios públicos como el mercado de barrio incorporarían infraestructura de gestión de aguas verdes. Crédito de la imagen: Fondo de Innovación de México DRCLAS, ORU, Anita Berrizbeitia y Mónica Arzoz

Hasta el momento el proyecto se ha enfocado en áreas con potencial de desarrollo, ya que esto hace que su financiación sea viable. Pero nos interesa mucho poner la idea a prueba en zonas más vulnerables, más periféricas.

En Ciudad de México muchos de los barrios informales se encuentran en terrenos inclinados, donde se van ubicando al final de la expansión urbana. Si se pavimentaran estos asentamientos el agua no llegaría a los acuíferos de los que depende el 70% de su suministro de agua de la ciudad. Entonces estas zonas juegan un rol estratégico en la ciudad.

Para nosotros es muy importante el análisis multiescalar, porque cada parte de la ciudad tiene una propensión o algo que les permite ser resilientes y que hoy en día no siempre es visible. Entonces puedes empoderar a una comunidad ayudándoles a entender sus posibilidades para poder negociar con el resto de la ciudad y realmente lograr una resiliencia urbana.

La resiliencia no es algo que se pueda resolver calle por calle, tiene que venir de un entendimiento y un diálogo mucho más amplio. Y eso suma mucho a nuestro enfoque territorial, en el que podemos diseñar a distintas escalas: un mini parque, una esquina, una banqueta, pero también un plan regional. Entender los roles que cada parte juega a distintas escalas y las conexiones entre las partes, nos permite pensar en términos de sistemas y procesos en vez de objetos aislados.

Esta entrevista ha sido editada y condensada.